Vaya por delante mi
respeto hacia aquellos que se consideran creyentes, recurriendo a la
religión, sea ésta cual sea, para reforzar sus creencias, haciendo
de sus enseñanzas un modo de vida. Ser consecuente con esas ideas
moralmente elevadas, sean religiosas o políticas, trabajar por una
sociedad más justa y procurar el bien común, son magnificas
motivaciones que mueven al ser humano.
Por tanto que alguien se
encomiende a sus santos y vírgenes para conseguir lo que cree justo,
no me parece una idea descabellada, si quien lo hace cree firmemente
en esos seres a los que dirige sus rezos. Allá cada uno con sus
creencias. Podría encomendarse igualmente a cualquier otro dios más
o menos menor o en función de lo cercano o lejano de su procedencia,
a un pedazo de piedra o bien a un animal que represente a ese ser
superior en el que muchos tienden a creer.
Dicen los expertos que
saben del tema que es necesario creer en algo, que los seres humanos
no podemos vivir sin ese “ser superior” a quien adorar y en quien
depositar los miedos, las ilusiones y necesidades y por que no el amor
que sentimos.
Tal vez porque una no lo
entienda así y no sienta esa acuciante necesidad, me cuesta creer
que quien manifiesta su religiosidad, su amor por ese ser superior a
quien dedica oraciones, misas y jaculatorias varias, amén de
manifestaciones públicas en forma de romerías, procesiones de
Semana Santa y misas, sea incapaz de sentir la misma empatía por sus
semejantes, aquellos a los que se supone que representa y entre ellos
a los más desvalidos.
No se ustedes pero yo me
pierdo con estos señores del PP que nos gobiernan. Esos que se
encomiendan fervorosamente a cualquier virgen que se les ponga a
tiro, deseosos de su intervención divina para resolver la crisis, el
paro o el creciente hambre de este país. Obtusos y ciegos, sin
reconocerse culpables del marasmo que en poco más de seis meses han
desencadenado, con notable desparpajo y sin despeinarse fían el destino de este maltrecho país a la virgen
del pueblo donde veranean o al que van de romería en busca de votos
y apoyos.
Acabadas las ideas,
olvidado el programa electoral que les llevó al gobierno, perdidos
en propuestas pírricas, incomprensibles e imposibles de poner en
práctica, nuestros gobernantes han decidido sacar las vírgenes a
pasear en un último y desesperado intento de conseguir una
intervención de las alturas.
Y mientras, la señora de
Cospedal de inhiesta teja y negra mantilla sale en alguna de las
procesiones que tanto le gustan, adelanta ya el que será su programa
para este otoño caliente en la Comunidad de Castilla-La Mancha: 680
técnicos contra incendios a la calle y 8000 interinos del sector
público que no renovarán contrato. Todo un ejemplo de aquello de
predicar una cosa y hacer lo contrario.
Claro que tienen en
Rajoy, su jefe de filas, un edificante ejemplo. Este verano con la
que esta cayendo, en vez de permanecer en Madrid al frente del
gobierno, se larga de vacaciones a Xanxexo. Y puesto también él a
encomendarse a la virgen de turno, la del Rocío, se nos va hasta
Doñana con la ministra Fátima Bañez, que ya es tener mal gusto, a
pasar unos días a la finca de Las Marismillas en Almonte, que como
ya saben todos ustedes esta al ladito mismo de Xanxexo. En avión
oiga, una bagatela que pagamos entre todos y acompañado de la tropa
de turno compuesta por un porrón de gente entre secretarios, amigos,
técnicos, seguridad y demás fauna.
Todo sea por esas preces
que seguro que habrá elevado a “la señora de las marismas de
Doñana”, que ya vimos que salía levitando de la ermita y
exhalando sabiduría por los cuatro costados. Nada como una romería
para que este estadista de talla mundial manifestara sentirse
reconfortado por la visita, soltando una lúcida parrafada digna de pasar a
la historia: "A veces estamos pensando siempre en lo material,
y al final los seres humanos somos sobre todo personas,
con alma y con sentimientos, y esto es muy bonito y me reconforta
mucho".
Lo de estos chicos es de
traca, son capaces de iniquidades tales como privatizar la Sanidad o
la Educación Pública, acabar con la Ley de la Dependencia, rebañar
las ayudas, programas y el estado del bienestar, dejar sin Tarjeta
Sanitaria a medio millón de ciudadanos, de recortar salarios,
pensiones, ayudas, indemnización por desempleo y derechos laborales
mientras dándose golpes de pecho, rezan a sus vírgenes y santos.
¡Que se lo hagan mirar
pronto! Que se pasen por el loquero a ver si les arregla este
desquiciamiento del que hacen gala. Que se dediquen a rezar si les
place, que se metan a un monasterio cartujo a meditar, pero que no
nos jodan más. Ya no aguantamos a tanto meapilas y beato
perfumado de naftalina dándonos lecciones de como hay que comportarse
mientras reducen a sangre y fuego este país.
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