viernes, 7 de septiembre de 2012

AGUIRRE-ADELSON, MAS-BAÑUELOS, "DIOS LOS CRÍA Y ELLOS SE JUNTAN"


Dice un castizo refrán español que “Dios los cría y ellos se juntan”. Que real se hace este aforismo cuando hablamos de proyectos megalómanos y cuasi mafiosos como Eurovegas o ese otro, Barcelona World, auspiciado por el gobierno de Artur Mas y con un aliado, Enrique Bañuelos, especializado en craks inmobiliarios e ir dejando pufos y trampas allá por donde pasa, que al calor del primero parece que podría instalarse en Barcelona.

Y es que esta claro que donde hay la más mínima posibilidad de medrar, hacer dinero fácil, especular o directamente llenarse los bolsillos a costa del contribuyente, siempre hay políticos sin escrúpulos dispuestos a aliarse con tiburones y buitres empresariales, que acuden al olor de la sangre fresca. Y de eso tanto Sheldon Adelson como el mencionado Bañuelos saben un rato largo.

Adelson parece que ya ha decido que su complejo de juego y ocio, un símil pueblerino y cazurro de la muy cutre Las Vegas se instalará con el beneplácito de la presidenta Aguirre, “la mano que mece todas las cunas de la comunidad de Madrid”, en un terreno de Alcorcón, al sur de la capital. Curiosamente ese terreno, propiedad de la inmobiliaria Metrovacesa, sin siquiera haberse firmado la venta de los suelos, ha visto como sus acciones se disparaban un 40% en Bolsa. No podemos olvidar quien está detrás de esta inmobiliaria, lo más granado de la banca de este país: el Santander, Banesto, BBVA, BFA, Banco Sabadell y Banco Popular.

Sería un gran triunfo para la “lideresa”, nada como llevarse el gato al agua de Eurovegas para Madrid, necesitada como esta de un golpe magistral que la aúpe definitivamente a la cabeza del PP. Sobre Eurovegas ya dijo “que a ella la intuición no suele fallarle”. Lo que si le ha fallado ha sido la discreción, pues como es habitual en la locuaz presidenta, se ha ido de la lengua antes de tiempo, poniendo en peligro una operación en la que Adelson, un patrón de casinos a la vieja usanza, de esos que películas como Casino reflejaron magistralmente, tiene puestas no solo “sus Esperanzas” si no sus millones de dólares e influencias.

Ahora en esa vieja lucha de siglos, entre comunidades eternamente agraviadas, sale a escena otro peripatético personaje. Un tiburón de las finanzas y el ladrillo venido a menos, un experto en crakcs inmobiliarios, en pelotazos urbanísticos, en huidas hacia las Américas cuando las cosas estaban crudas por aquí. Enrique Bañuelos, un personaje arquetipo, un self made men, un prohombre de empresa que durante años se enriqueció a costa de la burbuja inmobiliaria. Dueño de la inmobiliaria Astroc, su desplome en 2007, señala el inicio del estallido de la burbuja del ladrillo, provocando la caída en cadena de otras muchas empresas del sector. Tras este fracaso puso océano de por medio trasladando sus negocios a América, donde fundó otro imperio inmobiliario en Brasil. Pero ese olfato del que siempre ha presumido no impidió que volviera a fracasar en el sector una vez más.



Bañuelos, cual ave fénix renace de sus cenizas y nuevamente reaparece en escena. Esta vez de la mano del presidente de Cataluña, Artur Mas, quien lo ha elegido como socio para hacer la competencia a la presidenta Aguirre y al magnate Adelson en la construcción de otro macro proyecto de juego y ocio, el ya conocido como Barcelona World. Un proyecto alternativo a Eurovegas que se empeñan en disfrazar como turístico y que como los casinos de Adelson promete 20.000 de puestos de trabajo, 10 millones de visitantes al año y para su finalización en 2016 el consagrarse como el centro de ocio por excelencia en toda Europa.

No se a que les sonará todo esto a ustedes, pero a servidora le suena a archiconocido, me suena y mucho a aquel fallido pufo llamado Gran Scala. Será tal vez porque en esta Tierra Noble que es Aragón sufrimos, padecimos y pagamos durante años aquel desaforado y maldito macro proyecto que es calcadito a estos de Eurovegas y Barcelona World. Nunca estaremos suficientemente agradecidos a la intervención de los hados, la crisis y porque no decirlo la impericia, el golferio y la sinvergonzoneria de los promotores, -una pandilla de facinerosos empeñados en estafarnos a toda costa- y la de nuestros políticos de turno PSOE-PAR en aquel momento y hasta ayer mismo PP-PAR, unos cazurros, que aunque se esforzaron a fondo para conseguir que Gran Scala se construyera, el proyecto no llegó a buen puerto.

Un clásico enfrentamiento entre dos formas de hacer negocios y dos formas de hacer política. A dentelladas se disputan las últimas hectáreas sin urbanizar que quedan en esta país, con la inestimable ayuda, hay que decirlo, de Aguirre y Mas, siniestros políticos que dicen reconocerse como demócratas y de corporaciones bancarias como las ya citadas o la Caixa en el caso de Cataluña que es propietaria de los terrenos. Se anuncian cambios de leyes a la carta, islotes de amnistía fiscal, derogación de derechos y libertades para los trabajadores, la consagración del juego, el tráfico de personas, las drogas y la prostitución como los ejes en los que basar un negocio a todas luces oscuro, execrable y tramposo.

Amagan con instalar macro casinos en Madrid o en Barcelona disfrazándolos de parques temáticos y proyectos turisticos famliares cuando en realidad de lo que se trata es de garitos en lo que viajeros de todo el mundo vengan a jugarse hasta las pestañas. Antes que estos “ilustres e ilustrados” visitantes se jueguen al black-jack, el póker o las maquinas tragaperras hasta el último euro, nuestros políticos se habrán jugado y perdido el futuro y la hacienda de esta pobre Celtiberia, situando en ambas comunidades unos proyectos megalómanos, claramente inasumibles, caros, declaradamente ilegales, trapaceros, tramposos, mafiosos, medioambientalmente insostenibles y todos los adjetivos que ustedes quieran ponerles.

Parece difícil, en los tiempos que corren, que proyectos como Eurovegas y Barcelona World salgan adelante, pero a la vista de lo que se anuncia, se hace más necesario que nunca que los ciudadanos, ante la ineptitud y el choriceo de que hacen gala los políticos que nos gobiernan, capaces de sucumbir a “la llamada del becerro del oro”, tomen de una vez por todas las riendas y el destino de este maltrecho país.

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