sábado, 19 de mayo de 2012

¡LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD!

En línea con la regresión decimonónica a la que se está sometiendo a nuestra sociedad, se intenta adoctrinar a los jóvenes en unos valores ideológicos más acordes con el citado periodo. El Nuevo Orden precisa extirpar cualquier veleidad sobre justicia social o respeto a la diversidad que puedan ayudar a encubar nociones librepensantes en la cabecita de la gente. Para esta tarea contamos con los reductores de cerebros habituales, los Obispos, pero no hay que perder de vista la casposa actuación estelar de miembros del gobierno como el ministro Wert. La Iglesia Católica señala a los homosexuales como seres depravados y enfermos que van derechitos al infierno. Pero una cosa es condenarlos y otra muy diferente, sentir escrúpulos en recibir indiscriminadamente miles de millones de euros de todos los contribuyentes (aunque eso incluya los impuestos de boyeras, maricones y demás abanico de desviados). De estos recalcitrantes hipócritas que barren sus miserias pedofilitas bajo la esterilla vaticana, no me extraña casi nada. El auténtico problema es que el gobierno que representa a un estado aconfesional sea portavoz de radio Torquemada. El ministerio de Wert lo hace divinamente. Prometió que reformaría la polémica asignatura de Educación para la ciudadanía y parece que va a ser de las pocas cosas en las que no mentía este gobierno. Su nueva Educación Cívica y Constitucional en la ESO, no tiene desperdicio. Han utilizado el típex en los párrafos molestos que hablaban de temas frívolos como "la valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos" para ahorrar a los chavales que lean tanta paja y lo han sustituido por otros que hacen referencia a la familia española tradicional como dios manda. Y para acabar de centrarles en el escenario, nada sobre las injusticias derivadas de un mundo desigual. Se les adiestrará para identificar terroristas o nacionalistas sin discernir en pormenores éticos o morales. Hay que reconocer a los enemigos del sistema, no indagar sobre las causas de su rebeldía. Otra perla del panfleto de formación para el espíritu nacional de Wert es su exaltación de la libertad sí, pero de la económica. Una oda épica sobre la iniciativa económica privada en la generación de la riqueza y el fomento del espíritu emprendedor. ¡Precioso! En fin, que los jíbaros del ministerio han trazado la estrategia para succionar cualquier esencia de empatía, respeto a la diferencia, solidaridad o equidad de los cachorros nacionales. Le ponen ganas, hay que secar el pozo del que se nutre el 15-M. Las nuevas generaciones (¿a qué les suena ésto?) recibirán los únicos valores que necesitan: Aprender a desconfiar del prójimo por método y la pérfida cultura del sálvese quien pueda. Todo lo demás, a la hoguera. Ante el panorama de vivir en un futuro poblado por ciudadanos vacunados contra el compromiso solo me cabe añadir gritando a pulmón abierto: ¡Libertad, libertad, libertad! Ya me perdonarán el desahogo.

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