Que son malos tiempos para la cultura alternativa, es algo que no me cabe la menor duda.
Esto de la crisis económica y social es un mal que ataca a todos, pero para algunos no solo se trata de unos cuantos miles de euros que recibirán o no en función de como se encuentre la caja de su ayuntamiento o comunidad, sino que además en aquellos que están regidos por gobiernos de derechas, por mor de la crisis, se convierte en una oportunidad única para deshacerse de lo que es molesto o puede resultar a la larga, y siempre desde su punto de vista cicatero y cegato, problemático.
Un ejemplo podría ser Kukutza, un centro cultural alternativo que durante trece años había ocupado una fábrica abandonada y en ruinas en el barrio obrero de Errekalde de Bilbao. Un proyecto imaginativo, destinado a un comunidad obrera y emigrante, que a lo largo trece años ha desarrollado un trabajo social y cultural con los niños, los jóvenes y también con los ancianos del barrio. En sus muchas salas, rescatadas por los propios vecinos del abandono, las ratas, la suciedad y la ruina se han desarrollado clases de teatro, ballet, artes plásticas, música, flamenco, circo, conferencias, talleres de cocina, y cualquier otra actividad que fuera demanda por los habitantes de Errekalde.
Un trabajo en el que participaron a lo largo de los años muchos de los que vivieron en Errekalde y que era una demostración de que los centros okupados pueden ser un elemento dinamizador, a poco que se les deje crecer, de todo un barrio.
Ahora, y por decisión del alcalde de Bilbao, del PNV, Kukutza ya es historia. Ayer, entraron las máquinas excavadoras y pese a la obstinada negativa de sus vecinos, que desde hace meses intentaron parar su derribo, pasó a ser un amasijo de cascotes, ladrillos y vigas donde próximamente se construirán viviendas. De nada sirvieron las protestas, las manifestaciones e incluso la resistencia numantina de un grupo de jóvenes que hasta el último momento intentó impedir a las máquinas su entrada en el edificio. El desalojo como era de prever se produjo por las bravas, con gran despliegue de fuerzas de seguridad, y con los consabidos golpes, detenciones y traslados al hospital. Nada es lo que parece, ni siquiera como te lo cuentan los medios de comunicación, si se trata de edificios okupados y si de por medio hay gente jóven.
Errekalde se queda sin su único centro cultural. El barrio carece de cualquier tipo de equipamiento que pueda sustituir a Kukutza. Situado en una ladera y cercado por las vías del tren, el gaztetxe -centro social okupado- era su referente cultural. Igual podías encontrarte a un grupo de niños aprendiendo teatro o euskera, que a uno de ancianos bailando músicas populares.
Todo eso ya ha pasado a peor vida, nunca mejor dicho. En su solar, una empresa, la misma que durante años la dejó en el abandono y el olvido, pretende construir bloques de pisos. Especulación pura y dura en un barrio obrero donde una de las cosas que más abundan son los pisos vacíos.
Una vez más no se ha tenido en cuenta la labor que Kukutza realizaba, ni los beneficios sociales y culturales que durante trece años este local ha aportado al barrio. Un patrimonio social que era de todos y que pese a las campañas para defenderlo en la que se han implicado no solo sus habitantes sino músicos como Manu Chao o Fermín Muguruza que como otros muchos se autoinculparon de ser okupas del mismo, ya solo constituirá un recuerdo para sus vecinos de una maravillosa utopía llamada KUKUTZA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario