La Formación del Espíritu Nacional (FEN) era una asignatura obligatoria durante el bachillerato franquista. Se desarrollaba en tres cursos e inculcaba en los adolescentes conceptos de interpretación tan incorpórea como La esencia de lo español o Lo anti-español en la historia.
Digamos que era el equivalente a la actual Educación a la Ciudadanía, tan denostada ahora por los fachas, pero bajo el prisma del nacinalcatolicismo imperante. La diferencia estriba en que la asignatura para la ciudadanía inculca valores de tolerancia y respeto y tiene por objeto formar ciudadanos dignos de una democracia. Sin embargo el FEN etiquetaba de enemigo de la patria todo lo que contradijera mínimamente su doctrina. Vamos, que manipulaban ideológicamente a los jóvenes para formar nuevas generaciones de fascistas. Era una estrategia brillante que tuvo excelentes resultados para la dictadura.
La señora Aguirre, esa lenguaraz lideresa de la presente cruzada nacional, está utilizando un plan similar al de sus ancestros intelectuales. Primero, torpedear la enseñanza pública a base de recortes y reducción de profesores hasta convertirla en un estercolero.
A la par, una labor de desacreditación, argumentada por la conflictividad y precarización que ella misma ha creado, para convencer a los padres de que si se quiere una enseñanza de calidad hay que pagar buenos dineros.
Y por último, lograr una red de colegios concertados que se nutran de los impuestos de todos para moldear a los jóvenes en los mejores valores. Los suyos.
De este modo, los muchachos y muchachas de la nueva España que surgirá tras el 20-N estarán insuflados y abducidos para asumir su papel de cordero pascual, o buen español, y reconocer a los enemigos de la patria. La inmunda caterva de comunistas, masones y librepensadores que pontifican sobre libertad y justicia intentando socavar la esencia de lo español.
Ya saben, esa naturaleza mansa que demostramos dejando morir de viejo al dictador en la cama.
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