Semana Santa para
algunos, tiempo de vacaciones con sus viajecitos, sus procesiones,
sus capirotes, sus cristos y vírgenes. ¿De verdad hay dinero para
pagar todo esto?
Simplemente unos días de
descanso para la mayoría de los españoles, para los que están en
paro, para los que tienen un ERE sobre sus cabezas, para los que
trabajan en precario, para los desahuciados y para todos aquellos que
aún teniendo trabajo no entienden como, con la que esta cayendo, aún
hay quien se puede permitir irse de vacaciones.
Tiempo de descanso,
merecidísimo después de todo lo que llevamos tragando y aguantando
desde que nuestros incompetentes gobernantes, al dictado de esos
voraces mercados y de frau Merkel, decidieran que deberíamos
transmutarnos en parias. En intocables, destinados como los sufridos
griegos y portugueses a terminar convertidos en esclavos, en siervos
agradecidos a unos amos que nos despojan de nuestros derechos,
libertades y nos expulsan de nuestros trabajos.
Tiempo para pensar, para
leer, para reorganizar tu vida y tu casa. Para recuperar a los
amigos, para visitar tu ciudad, para reconciliarte con ella. Para
hacer deporte, para sacar la bici, -ya hace buen tiempo-, para
recorrer los caminos, para hacer monte, para coger la cámara de
fotos y tomar buena nota de lo hermosos que están esos arboles
escandalosamente floridos. Tiempo también para escribir, a aquellos
que nos gusta, para ordenar las ideas, preparar temas, recoger
información. Disfrutar del tiempo sin esas prisas que el lunes
próximo nos volverán a asaltar.
Que importa que llueva o
haga mal tiempo, hay muchos lugares largo tiempo postergados, a los
que acudir. Pelis que ver, nada como esa ceremonia casi ya olvidada
de sacar la entrada y durante casi dos horas sumirte en la oscuridad,
protagonizando como uno más esa maravillosa historia.
O visitar un museo, estos
días en Zaragoza y seguro que en otras ciudades, hay un montón de
intesantisimas exposiciones que recorrer. Asistir al teatro, si tu
bolsillo te lo permite o si no simplemente perderte por las
callejuelas de tu ciudad descubriendo espacios y calles ya olvidados
que te recuerdan con sus olores y paisajes a tu niñez.
No hace falta largarse
fuera para disfrutar de unos días de asueto, seguro que cada uno de
nosotros tenemos un viaje interior y próximo pendiente de hacer. Ni
siquiera los malos augurios y el mal rollo que todos arrastramos
deben de impedirnos hacerlo.
Mis recomendaciones que
también son mi lista de cosas a hacer estos días van por:
Ir a ver la exposición
de Catalá-Roca en La Lonja. Fotografías en blanco y negro de la
etapa más negra de nuestra reciente historia. Recomiendo buscar las
similitudes entre la situación actual y la que reflejan las imágenes
Sacar entradas para ver
“Intocable”, una peli francesa basada en hechos reales, que
cuenta la relación entre un aristócrata paraplejico y su cuidador,
un joven senegales de los suburbios parisinos. Risas mezcladas con
momentos para la reflexión y una apuesta por la vida.
Recorrer mi/tu ciudad,
perderte por ella. Visitar lugares que hace años que nos has pisado.
Hacer torrijas, dulces o
lo que os apetezca. ¿Cuanto hace que no entráis en la cocina solo
para disfrutar cocinando.
Terminar ese libro que
desde hace semanas acompaña mis sueños desde la mesilla de noche y
que siempre se queda el último.
No se si tendré tiempo
para todo, porque también me apetece no hacer nada. Ver caer la
lluvia desde mi ventana, sentir la llamada del agua primaveral,
ponerme el chubasquero y salir a que me moje ese chaparrón, -podía
caer más-, que tanta falta hace a los campos de este reseco Aragón.
El lunes, volveremos a la prisa, al stress, a las carreras, a las noticias terribles, a los cabreos, pero hoy y los próximos días son de fiesta, permitámonos si podemos, disfrutarlos.
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