En este país se ha
practicado desde antiguo el deporte, muy extendido por cierto, de
machacar al vecino. Una práctica a la que los españoles, al igual
que en otros países de nuestro entorno, nos entregamos con una
dedicación y ahínco que ya quisiéramos para otras actividades.
Desde niños se nos
inculca la noción de que si uno es débil, diferente o resulta
extraño al grupo, debe de ser reconducido al rebaño cual pollito en
medio de manada de lobos. Para ello y en función de las edades se
echa mano de los mamporros, los coscorrones, el desprecio, la
separación o incluso la exclusión.
Luego con la edad
tendemos a volvernos más “civilizados” -es un decir- y
practicamos estas mismas malas artes, pero de una manera más
sibilina. Todos conocemos casos de compañeros de estudios, trabajo o
deportes que haciendo uso de éstas y otras artimañas, en algún
momento nos han vituperado ante nuestros jefes, compañeros y amigos,
o incluso utilizando el arma de la descalificación han conseguido
que no nos concedieran ese merecido ascenso o trasladándolo al
deporte de grupo, que no formáramos parte de aquel anhelado equipo
que en nuestros sueños juveniles hubiera podido conseguir todos los
trofeos. Si hiciéramos un ranking de zancadillas seguro que nos
llevaríamos uno de los primeros premios.
Estos día hemos visto en
la prensa varios casos, nada ejemplarizantes, de este deporte. Ahí
tenemos al presidente Nicolas Sarkozy, que embarcado en la campaña
electoral para las presidenciales francesas, no tiene empacho en
machacarnos una y otra vez, poniendo a España junto con la
baqueteada Grecia como ejemplos nada recomendables de lo que no debe
de ser un país que se precie de pertenecer a la UE. No es que ellos
anden mejor que nosotros, no señor, pero su presidente no tiene
inconveniente en sacar pecho, atizar al vecino e intentar convencer a
sus conciudadanos de esa manera de que “los pollitos españoles”
son unos manirrotos, necesitan imperiosamente que se les meta la
tijera a los bolsillos y transmitir de paso la idea de que todo lo
que se les castigue es poco ya que han tenido la osadía de vivir por
encima de sus posibilidades.
La idea que transmite
Sarkozy en sus discursos es: A esos malnacidos, a los PIGS, caña.
Machaquémosles para que aprendan que aquí los únicos que pueden
considerarse ciudadanos de primera somos nosotros, y bueno, también
esos alemanes cabezas cuadradas, que poseen todos los resortes para
encauzar la economía en la dirección que marcan los mercados.
Mientras el jefe de los
pollitos machacados, Mariano Rajoy, -ya saben el presidente de ese
país de manirrotos que es España-, calladito y sin decir ni mú.
Aguanta los porrazos parapetado tras sus ultramontanas huestes.
Escondido tras las faldas de ministras doberman y ministro bocazas e
incompetentes, esperando a ver si escampa y las cosas se arreglan por
la vía de privatizar todo y dejar a los españolitos en los
“purititos huesos” o de puro aburrimiento. Una filosofía esta
última de la que Rajoy es un notorio seguidor.
¿Y que me dicen de la
santa iglesia católica? Un dechado de fraternidad, solidaridad,
piedad y empatía con el prójimo, oiga. La cosa tiene más
perendengue con los boys de Ratzinger. Ha sido ganar la derecha las
elecciones y desbocarse. Durante la etapa socialista nos regalaron un
rosario, -hay que fastidiarse-, de manifestaciones, protestas y
presiones sin fin en nombre de la familia de toda la vida, el
matrimonio como debe de ser, no faltaría más, y ataques viles a los
derechos más fundamentales consagrados por la Constitución como
el divorcio, el matrimonio entre homosexuales o el aborto. Ahora que
los suyos mandan no tienen otro objetivo que volver a la época más
cavernaria y preconcialiar que ha sufrido esta sociedad. Ya y sin
tapujos ni mordazas utilizan no solo sus púlpitos sino que se
atreven a lanzar sus diatribas desde aquellos que pertenecen a la
sociedad española como ha sido el caso de RTVE. Se nos habían
olvidado estas prácticas, pero mucho me temo que de seguir así,
dentro de poco dirijiran desde la caja tonta el rosario en familia o
nuestras vidas como ya hacen desde púlpitos amigos como
Intereconomia, Popular Tv y otros medios de parecido pelaje.
Las declaraciones de
monseñor Reig, obispo de Alcalá, bien pueden ser calificadas de
violencia y odio homófobo, ya que sin ningún pudor o demostración de amor
hacia una parte importante de sus semejantes, equipara la
homosexualidad con la prostitución y las drogas. ¡Ya estamos otra
vez machacando al diferente!
En cuanto al aborto, otro
de los caballos de batalla de esa iglesia retrógrada, casposa y
maniquea, ¿a que espera la fiscalía para actuar de oficio?. Solo
hace unos meses y por hacer declaraciones que promovían la violencia
y el odio contra las mujeres, esa institución actuó de oficio
contra el imán que las promulgó. ¿No es acaso violencia el
castigar y negar a la mujeres unos derechos, entre ellos el aborto,
reconocidos por la Constitución? Otra ración de machaque para estas
hembras marimachos, sabiondas, respondonas y lúbricas.
Mientras, ese mismo obispo
y la diócesis de Alcalá, protejen y costean la casa a un cura
pederasta, que de no ser por la sotana y ese maldito concordato con
el gobierno español, estaría en la cárcel pagando por meter mano y
otras cosas a menores que no pueden defenderse.
Ya ven que ejemplos
tan edificantes que transmiten a las generaciones
venideras. Lo mejor es machacar al diferente, al que no opina como
tu, al que viene de lejos o al que considera que matrimonios como
familias, hay muchas y todas tienes su sitio en esta sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario