El presidente de la CEOE le reclama a Rajoy que se de prisa en modernizar el mercado laboral. En realidad lo que sugieren Rossell y cía no se podría definir exactamente como modernidad. Más bien apuestan por una regresión a la época victoriana y a las inhumanas condiciones laborales y de injusticia social que la caracterizaban. ¡Esto es el Titanic!- esputa Rossell- Nos hundimos todos o ninguno. Pero el muy pillo no especifica a quiénes incluye en ese "todos". Ni tampoco aclara que, el lastre del que hay que deshacerse primero, son los derechos de los trabajadores. Millones de españoles que ya están hundidos hasta las cejas en el paro, no lo van a abandonar porque el despido sea gratuito o porque los más privilegiados entre los miserables se vean obligados a trabajar por el salario del hambre. La precariedad no creará más empleo. Pero hará más ricos y poderosos a los patrones. Rajoy les pide un poco más de paciencia. Explica el hombre que va a ser difícil contar sus planes a una sociedad que está a la defensiva. Por un motivo obvio: Hay que decir la verdad. Pues sí señores, llegó la hora de verdad. El aplastante triunfo del PP se debe a varios factores pero quizás, el más definitivo, ha sido el de ocultar la verdad sobre sus verdaderos planes. En realidad, su mayor éxito ha sido no decir absolutamente nada. Mantener su programa a buen recaudo de los desconfiados ciudadanos mientras asistían al derrumbe del anterior gobierno. Solo han tenido que esperar agazapados mientras el PSOE se practicaba un suicidio asistido con la tijera recortadora. Con su flamante mayoría absoluta, el nuevo gobierno ya puede sacar la sierra mecánica para tronchar, a tumba abierta, los derechos laborales y sociales logrados en las últimas décadas. Que no se impacienten los señores empresarios. Ahora sí que se ha abierto la veda.
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