Con extraordinaria agudeza una pluma, anónima para mi, acuñó el "Mito del Elefante". Con esta parábola explicaba cabalmente la esencia del imperante capitalismo salvaje.
"El sistema (que es como los italianos denominan a la Mafia) es como un elefante que transcurre su vida cotidiana en la sabana consumiendo enormes cantidades de comida. En época de lluvia las acacias aparecen pletóricas de follaje. El enorme paquidermo, tras ingerir decenas de kilos de ellas comienza a cagar durante su lenta marcha. Miles de animales acuden a picotear en el excremento: insectos, pájaros, etc. Y tras ellos, otros más que se alimentan de los coprófagos. La cadena trófica rebosa actividad. Tutti contenti. Pero tras la húmeda comienza a escasear la vegetación. Y el gigante orejudo sigue comiendo hasta pelar la foresta. Pero ya pasó la buena temporada y ahora ya si, tan apenas caga unas pelotitas. El hambre regresa a la sabana y la cadena trófica se colapsa."
El sistema necesita de al menos un 2% de crecimiento anual del PIB simplemente para satisfacer las necesidades suntuarias de la mole que conforman rentistas, facinerosos financieros y ejecutivos de las corporaciones. Todo lo que esté por debajo de este porcentaje supone no crear ni un puesto de trabajo. En occidente, hoy, saltar la barrera del 2% es imposible con la presente contracción familiar del consumo. Así que todo el actual flujo financiero va dirigido exclusivamente a "mantener la dieta" de las grandes fortunas.
El costo de tal dieta financiera va a salir definitivamente del magro plato de la mayoría social. Para ello se diseña una sociedad donde quien no tenga medios está condenado a la extinción, en una criminal actualización del Darwinismo. Gurgaon en la India es el paradigma de la propuesta neoliberal en ciernes. Es el modelo que promueve la horda "neocon", integrada en la revolución del Tea Party. Revolución (pues intenta acabar con lo existente de forma radical) a la que se dejan arrastrar gustosamente las grandes empresas "para bien de la sana competencia y la creación de empleo"
Ve buscando ya tu puesto en la barricada para contener el tifón de los mercados y la extrema derecha.
GURGAON, INDIA. PARAISO DEL NUEVO CAPITALISMO
La ciudad india de Gurgaon, fundada en 1979 sobre un suelo rocoso, sin gobierno local y sin casi base industrial, cuenta en la actualidad con 26 centros comerciales, 7 campos de golf y tiendas de lujo. Los Mercedes Benz y los BMW resplandecen en las salas de exposición de automóviles. Las torres de apartamentos surgen por doquier de hormigón y el núcleo futurista “Ciber City” alberga las empresas más respetadas del mundo.
Situada a unos 25 kilómetros de la capital, Nueva Delhi, da la impresión de tenerlo todo, excepto si uno se fija en lo que no tiene: un sistema de alcantarillado para toda la ciudad, electricidad o agua garantizadas, aparcamientos suficientes, carreteras decentes o algún medio de transporte público para toda la ciudad. La basura se sigue tirando a los lados de la carretera...Los servicios públicos básicos los prestan las empresas a sus propios asalariados y en sus propias ciudades dormitorio.
Pese a que a lo largo de la última década India se ha convertido en uno de los motores de crecimiento del mundo, para compensar la falta de energía eléctrica, las empresas y los promotores inmobiliarios de Gurgaon disponen de gigantescos generadores diésel. ¿Qué no hay agua? Excavan y hacen pozos privados.¿Qué no hay transporte público? Las empresas contratan cientos de autobuses y taxis privados. ¿Qué decir de la Sanidad Pública?. No sabe, no contesta. ¿El crimen? Gurgaon tiene casi cuatro veces más agentes privados que policías.
Gurgaon es la imagen de referencia de los economistas neoliberales. Todo está en manos de la iniciativa privada. Dice Sanjay Kaul, activista social muy crítico con la deriva de su país hacia el capitalismo salvaje: “aquí cada empresa va por su cuenta”.
Gurgaon no es una excepción en India. Hay otras ciudades que siguen la misma forma de desarrollo: Bangalore, Bombay. Con 1.200 millones de habitantes, India es supuestamente la mayor democracia del mundo, es más rica que nunca y su influencia mundial va en aumento. Hace 30 años, era insuficiente en la producción de alimentos básicos, en la actualidad es autosuficiente. Pero su desarrollo es inequitativo. Está experimentando una edad dorada de nuevos multimillonarios, al mismo tiempo que sigue fracturada por la desigualdad, y en algunos estados, asolada por la pobreza y por unos grados de malnutrición propios del África Subsahariana. La indignación de la clase media por el aumento de la corrupción es visceral.
Gurgaon es una de las zonas de la India de crecimiento más rápido, con 1.500.000 habitantes. Solo el año pasado adquirieron más de 50.000 vehículos. El valor de las propiedades inmobiliarias se ha disparado. No hace tanto que Gurgaon era una zona económica deprimida. El crecimiento fue lento hasta 1991, cuando el gobierno empezó a introducir reformas económicas de mercado. La ausencia de un gobierno local ayudo a colocar la ciudad en cabeza del crecimiento indio. Pero esa ausencia creó una ciudad disfuncional. Gurgaon se ha vuelto difícil de controlar y todos los centros comerciales y residenciales funcionan a su aire, sin ley ni planificación. Tan solo tienen compromisos con sus accionistas. La ciudad tiene enormes bolsas de pobreza y 200.000 trabajadores inmigrantes.
Las voces críticas aseguran que la corrupción es generalizada. En este estado, los promotores inmobiliarios y financieros hacen donativos de campaña a los políticos y ejercen un poder enorme. Muchos promotores se han olvidado de sus promesas de construir parques y otros servicios públicos. “El gobierno piensa que el sector privado cuidará de la ciudad”, dice Sanjeev Ahuja, un veterano periodista que trabaja en Gurgaon.
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