Marcha a Bruselas 2010
Poco queda para que se cumpla un año de la Marcha a Bruselas. Un aniversario que para todos los que formamos parte de aquella maravillosa aventura pone en evidencia la actualidad de aquellas reivindicaciones que un 14 de agosto nos hicieron ponernos en la carretera dispuestos a recorrer mil setecientos kilómetros a pie, participar en numerosas manifestaciones que aquellos días se celebraron en el país galo y llevar nuestra protesta hasta la Eurocámara en Bruselas.
Aquella Marcha marcó para muchos de nosotros un antes y un después en la toma de conciencia de la situación que arrastraba este pobre y maltrecho país. Planteada como un escaparate desde el que lanzar y publicitar la huelga general del 29 de septiembre, sirvió además y esto es importante para trabar lazos políticos y sindicales, amen de amistades con gentes no solo de los pueblos y ciudades españoles por donde transitó la Marcha. También nos permitió llevar esa red tejida en la amistad, la solidaridad, el conocimiento de los problemas ajenos y propios y el cariño a los ciudadanos de Francia y Bélgica.
Conocimos sus problemas, sus luchas y sus reivindicaciones, que en esencia eran y son las mismas que las nuestras. Pasado un año, comprobamos que esas reivindicaciones están cada vez más en el animo de todos nosotros. Ya no hablamos solo de la reforma mercado laboral o de las pensiones. Ya casi hemos olvidado el episodio famoso de la jubilación a los 67 años, o el baremo por el que el día de mañana, algunos de nosotros que no todos, podremos jubilarnos con una pensión casi siempre poco o nada decente o los días y años que se tendrán en cuenta a la hora de fijar la indemnización por despido.
¡Qué lejos va quedando todo eso! Ahora hemos terminado engullidos por los voraces mercados, por las primas de riesgo, las agencias de calificaciones o por la sensación cada vez más extendida de que la quiebra de los países se debe en gran medida no a sus políticas económicas, que también, sino a esa hidra de mil cabezas llamada “mercados” que nos devora y aplasta. Ya no nos rigen nuestros gobiernos, ya no se toman las decisiones en los consejos de ministros de los diferentes países que forman Europa, ya no miramos a la Europa de los Estados a la hora de fijar normas o aprobar leyes. Son los mercados, el Fondo Monetario Internacional o las agencias de calificaciones las que nos dictan las leyes. Son ellos los que determinan que país cumple con sus exigencias, pocos hasta ahora, y también lo son a la hora de decidir cuales se hunden en el barro de la pobreza y la quiebra cuando no rinden los beneficios previstos.
La Marcha a Bruselas, fue sin pretenderlo una de las bases de lo que ahora bulle por las carreteras españolas. En este momento cientos de jóvenes y no tan jóvenes camina por las recalentadas cintas de asfalto, como lo hicimos nosotros hace un año.
Indignados del Movimiento 15-M de toda la geografía española, en varias columnas, convergerán en Madrid el próximo día 23 de julio. Seis columnas con un mismo destino y que se van enriqueciendo con los apoyos de las buenas gentes de los lugares por donde pasan. Todos con un mismo objetivo llevar el Movimiento 15-M a los pueblos y ciudades de todo el Estado. Darlo a conocer, extender sus ideas y compartir los problemas e inquietudes de las buenas gentes que día tras día los reciben, dan cobijo y con los que se reúnen en asambleas abiertas y democráticas. No puedo por más que recordar que era lo mismo que nosotros hicimos hace un año. No estábamos equivocados cuando emprendimos la Marcha a Bruselas, por eso creo que comprendemos tan bien este movimiento que ha despertado conciencias y ha llenado de ilusiones y esperanzas a tanta gente.
Pero no solo las gentes del 15-M caminan por nuestras carreteras en estos momentos, otros también lo hacen. Son los miembros y simpatizantes de Ecologistas en Acción, que recorren en bici, barcas o a píe el río Ebro desde su nacimiento hasta la desembocadura con el fin de dar a conocer la situación de éste y otros ríos españoles. Esta marcha les permitirá conocer a los habitantes del Ebro, realizar actividades de sensibilización sobre la conservación del medio ambiente, identificar y protestar por las principales agresiones ambientales existentes en el Ebro: centrales nucleares, incineradoras de residuos, infraestructuras de transporte, destrucción de la biodiversidad, contaminación, embalses,etc.
Una visión de la realidad que no esta muy alejada de la que se denuncia desde movimientos como el 15-M o Democracia Real Ya. Los unos lo hacen desde la óptica de la economía, la política o el empleo y los otros desde la defensa del maltrecho medio ambiente. Más pronto que tarde ambas iniciativas convergerán pues en esencia se trabaja por un objetivo que es común a todos: otra forma de democracia participativa, un cambio en la manera de entender la política como medio para cambiar unas instituciones que no representan a los ciudadanos y sobre todo una mayor participación de éstos en la toma de decisiones.
Las Marchas siguen sus caminos, tal vez te cruces con ellos estos días por las carreteras de Aragón, si es así parate un rato, habla con ellos, participa en sus reuniones si tienes tiempo y sobre todo empapate de lo que te cuenten, no dudes de sus argumentos, saben de lo que hablan.
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