viernes, 29 de julio de 2011

CRÓNICAS DE LA VIDA RURAL DE UN CARASFALTO

Tras toda la vida habitando en una gran ciudad, por cosas del destino he acabado viviendo en el campo - campo (enfatizo el término porque la verdad es que mas rural creo que no se puede). El proceso fue paulatino porque antes de llegar hasta donde estoy ahora he pasado por poblaciones mas o menos grandes, y algún pueblecico de costa, pero siempre yendo hacia lugares mas y mas pequeños.

Ahora he cambiado las calzadas atestadas de coches por calles de adoquín donde las vacas tienen preferencia sobre las personas y el murmullo de la urbe por el reloj de la iglesia marcando las horas y las medias. La vida se vive de otra manera: en lugar de ir de escaparates de tiendas te das un garbeo por los campos de alrededor del pueblo. En vez de ir a tirarles migas a las palomas y  los patos del parque, te llevas un poco de pan duro para  los caballos que pastan plácidamente sobre verdes praderas interminables y lo mejor de todo, no compras en el super mas que aquello que la naturaleza no te da (moras, frutos secos, fruta, arañones para pacharán... son artículos que no están en las estanterías de las tiendas por aqui, porque nadie los compra)

Aqui ya todo el mundo sabe donde curro, de donde soy y como se llama mi perra. En la mini tienda que tengo en el pueblo no necesito pedir el periodico porque ya saben lo que leo y me lo guardan todos los días y en el bar solo tengo que indicar el tamaño de la cerveza en función de la sed que traigo. Las bicis se quedan en el portal sin atar (igualico que en Zaragoza, que la dejé una noche en la calle con una cadena con eslabones como puños y me la levantaron), los crios corretean hasta las tantas y las yayas pasean distancias kilométricas por la carretera (se estarán preparando para la media maraton de Pamplona??).



Para los que os lo pregunteis, no, no voy de anseolíticos, y tranqui mamá que no me estoy pasando con los porros, simplemente es que me parece maravilloso que conceptos tan perniciosos como CONSUMISMO, CAPITALISMO DESAFORADO, AGENCIA DE RATING, RESCATE FINANCIERO, HOMELESS, EXCLUSIÓN SOCIAL O POLUCIÓN no tengan cabida en este tipo de sociedades. Aqui se consumen productos ecológicos y de temporada, las vacas solo están locas por pillar una buena sombra para la siesta, los alquileres son razonables y la falta de oferta cultural (que no siempre es el caso, pero evidentemente no es comparable con la de una ciudad) se compensa con actividades subvencionadas para niños y adultos, piscinas baraticas y cine de verano donde te bajas con la silla de la terraza y tu cuenco de palomitas hechas en casa.

Otro día os hablaré de las cosas malas que tiene vivir en medio de la naturaleza (que son mas divertidas), pero habreis de reconocerme que la cosa pinta mejor aqui que en un hormiguero de asfalto, ¿no?

Incordio ergo Sum

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