jueves, 30 de junio de 2011
RIEN DE RIEN
Mientras la Unión Europea suspira aliviada, Grecia arde y se convulsiona ante el paquete de medidas que su Parlamento acaba de aprobar. El rescate griego apenas supone un interciso. Esa leve mejoría que precede a la muerte o a la quiebra económica de un país. Las bolsas y los líderes europeos se congratulan porque la precaria sostenibilidad del euro se mantiene con pinzas y los bancos van a poder cobrar sus deudas. Aunque, paradójicamente, serán los ciudadanos griegos los que vayan a pagar con sangre, sudor y lágrimas los desmanes especulativos de la banca, que es en realidad quien ha provocado dichas deudas.
Los cuidados paliativos que se están administrando a Grecia son propios del doctor Menguele. Prolongar la agonía hasta exanguinar totalmente las esperanzas de futuro de un pueblo. Un alivio de luto que solo complace a la psicopatía voraz de los mercados.
El sistema se hunde. Todos los signos apuntan a que nos enfrentamos al comienzo de una nueva era. Pero en su derrumbe está dispuesto a arrasar con todo lo que se le ponga por delante. Hoy son los hermanos griegos los que sienten el filo de la guadaña tomando la medida de su nuca. Mañana puede ser España la beneficiaria de un rescate que nos transforme, aún más, en rehenes de la bestia.
Don Neoliberal-Mal piensa morir matando, que no nos quepa duda. Los balones de oxígeno y los rescates no están destinados a la ciudadanía. Nosotros solo somos las víctimas colaterales de un sistema moribundo.
Nuestros derechos y dignidad: Rien de rien.
Ana Cuevas
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