A las huestes del Partido Popular les
gustan las listas negras, esas en las que incluye a sus enemigos, a
todos aquellos a los que intuye peligrosos o a los que simplemente
disienten de su forma de entender la política, la democracia o la
vida privada de los ciudadanos.
Estos días anda muy
cabreado el profesorado de Aragón y más concretamente aquel que
desde hace meses viste la camiseta verde contra los recortes. Esa que
ampara, defiende y orgullosamente reúne bajo el color de la
esperanza, a todos aquellos que unidos en la Marea Verde, protestan
con pacíficos encierros en horas no lectivas, manifestaciones y
abrazos simbólicos de coles públicos; contra los recortes en la
Educación Pública.
Como
sucede en el resto del país, en este "peligrosisimo colectivo" se unen profesores, padres, alumnos y
buena parte de la sociedad aragonesa. Con una presencia constante en
la calle, a las puertas de colegios e institutos y también en los
medios de comunicación, no es raro y si muy habitual cruzarse con multitud de personas de todas las edades, que a diario, se
desplazan por nuestras ciudades y pueblos vistiendo la verde camiseta
para acudir al trabajo, pasear, hacer deporte o incluso para asistir,
si el político de turno lo permite a las sesiones de las cortes
aragonesas o de los ayuntamientos.
La Marea Verde forma ya
parte del panorama diario de esta Comunidad, se hace visible de forma
simpática, tranquila y amable, sin que al parecer moleste a nadie
más allá de a esos políticos cerriles, cortos de miras y poco
demócratas del PP. Quien participa en
estas civilizadas protestas, se transforma a sus ojos en potenciales elementos peligrosos
dignos de formar parte de esas listas negras y quien sabe si en un
futuro próximo sufrir por ello coacciones, presiones o lo que es más
terrible la pérdida de derechos e incluso del empleo.
Tras los últimos encierros, en los
que participaron más de noventa colegios públicos en toda la
Comunidad, ha empezado a llegar a los directores de los colegios
zaragozanos una circular, firmada por el Inspector Jefe Provincial
Adjunto de Zaragoza, Jesús Subías, en la que se conmina al director
de cada centro a que proporcione una lista detallada, con nombres y
apellidos, de todos los profesores que en su centro secundaron estos
encierros y participaron en las protestas.
Y aunque la Diputación
Gral. de Aragón dice desconocer dicha circular, dudando incluso de
su existencia, son muchos los que han visto el papelito de
marras. Un documento del que no se puede negar su existencia y que
incluso manejan los medios de comunicación.
Un tropiezo más,
descaradamente anti democrático y más propio de regímenes
dictatoriales, en la fulgurante carrera de la Consejera de Educación
Dolores Serrat, que se une a una trayectoria marcada por la continúa
confrontación con padres y educadores, a los recortes salvajes que
permitirán a partir de septiembre la desaparición casi total de las
becas de comedor y de las ayudas para la compra de libros. Una
decisión ésta especialmente grave para las miles de familias que
tienen a los padres en paro, al borde de pobreza y que castiga de
forma más contundente a emigrantes y familias monoparentales.
La Consejera Serrat
cierra las aulas hasta septiembre entre la coacción y la restricción
de las libertades individuales de los profesores y la incertidumbre
entre los padres que no saben a día de hoy si el próximo inicio de
curso tendrán la posibilidad de llevar a sus hijos al comedor escolar
o contarán con la más que necesaria ayuda para libros.
Otra nueva lista negra
que se une a las que desde el primer día hace la policía en cada una
de las concentraciones y de la que no se escapan ni siquiera los
periodistas. Portar algo verde te transforma así en lo más parecido
a un elemento peligroso, convirtiendo a quien lleva una prenda de ese
color, sea profesor, padre, alumno e incluso simple ciudadano en un
futuro nombre más a añadir a una de esas listas negras que como la
pólvora corren por despachos de delegaciones del
gobierno, ayuntamientos y direcciones provinciales de Educación.
MARIBEL MARTÍNEZ
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