viernes, 8 de julio de 2011

AZNAR, ICONO FEMINISTA


No se como no lo he visto antes. Aznar es prácticamente un feminazi. Bien es cierto, que alguna vez sale con una gañanada como introducir un boli en el escote de una periodista. Pero su convicción en que las mujeres tenemos los mismos derechos que los machos le ha llevado a ayudar a colocar en primera línea a ilustres damas del Partido Popular.
Políticas célebres, todas ellas, archiconocidas por su intenso trabajo por la igualdad entre los sexos y su aportación al movimiento feminista.
Especialmente si los sexos a defender pertenecen a la casta de los que poseen una cartera de valores, frecuentan un club de golf y son aficionados al padel. Estas sí que son señoras a las que hay que promocionar. Católicas, conservadoras y sobre todo adineradas.
Mujeres poderosas como Luisa Fernanda Rudi, Esperanza Aguirre o Dolores de Cospedal que, cuando consiguen desenredarse la mantilla de la peineta, acusan de machismo cualquier crítica de su gestión política.
No calificaron con el mismo adjetivo a a otros miembros de su partido cuando agredían con alusiones sexistas y despectivas de las ministras Pajín o Bibiana Aido. Aunque eso confirma el mérito de Aznar para conseguir el equilibrio entre los dos sexos, al menos en cuanto al cinismo campante dentro de su partido.
Las chicas del PP comparten con sus compañeros masculinos muchas cosas. El corporativismo de clase, por supuesto. Pero otra característica que los iguala es su facilidad para soltar boutades, impasible el ademán.
Como la que largó, la cada vez más próxima presidenta de la Comunidad de Aragón, Luisa Fernanda refiriéndose al movimiento 15M.
Según dice, determinadas decisiones políticas es mejor que se tomen alejadas de los ciudadanos. No suena muy democrático que digamos, pero es lo que hay.
Los intereses que unen a los hombres del PP con su sección femenina son idénticos. Y eso nos coloca a todos los que no pertenecemos a su élite, seamos del género que seamos, también en primera línea.
Pero en primera línea de fuego.
Ana Cuevas

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