viernes, 17 de junio de 2011

El Independiente


¿Qué será de tí dentro de un año?

Sí, claro, la violencia es condenable. Pero en la bronca de anteayer en Barcelona se dieron dos circunstancias a considerar: la primera, el follón en la calle, un hecho ruidoso y llamativo cuyas consecuencias se diluyen con el paso de los días (pese a lo que pudiera perturbarnos inicialmente, o a lo que llegásemos a intuir sobre la interactuación de los mujaidines del caos after punk y el feroz consejero de Interior de la Generalitat, Felip Puig); la segunda, mucho más temible a medio y largo plazo, la sesión del Parlament en la que se inició formal y oficialmente (gracias a CiU y el PP) el derribo del Estado del Bienestar en España, con durísimos recortes presupuestarios que afectarán a los servicios más esenciales.

Por supuesto ambos hechos se complementan. La revuelta callejera, por absurda e incluso miserable que aparezca en sus manifestaciones concretas, no deja de ser el último argumento desesperado frente a la agresión sin cuartel que está sufriendo gran parte de la ciudadanía. Vivimos en un país donde la mayoría de sus habitantes no saben qué podrá ocurrirles de aquí a un año (¿perderé el empleo?, ¿rebajarán aún más mi sueldo?, ¿llegaré a cobrar la pensión?, ¿tendré asistencia sanitaria gratuita si caigo enfermo?). Y parece necesario que quienes mecen la cuna de la crisis (oligarcas financieros, directivos de las grandes compañías, teóricos de la economía desregulada y otros ayatolás del todo para mí) asuman que existen límites a la hora de exprimir a la gente del común. De hecho, ayer mismo se paralizaron los desahucios de quienes no pueden pagar la hipoteca. Para evitar más cristos.

En toda esta historia, los políticos son un chivo expiatorio fácil, accesible y pregonao. Porque actúan como agentes visibles del desastre que nos afecta. Cuando anuncias que el salario mínimo interprofesional (¡seiscientos cuarenta euros al mes!) subirá por debajo del IPC o cuando gobiernas de forma tan frívola y poco eficiente como el tripartito catalán, es lógico que el personal se encabrone contigo y no con el presidente del BBVA. Lo del 15-M va de bajada, pero el miedo, la frustración y el cabreo popular suben cada día.

1 comentario:

  1. Este artículo me parece muy claro y rotundo. Es de José Luis Trasobares, de su columna en el Periódico de Aragón "El Independiente".

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