lunes, 22 de agosto de 2011

Y AHORA, ¿QUE?



Bueno por fin se ha ido. Por fin el papa y todas sus huestes han abandonado este país. No se si los miles de peregrinos que vinieron para este fasto se habran marchado ya, ojala sea así, pero al menos en lo que respecta a los medios de prensa y a la presencia en calles y plazas de tan encantadores visitantes, parece que la cosa va mejorando.

Por fin podremos abrir los periódicos o ver los telediarios sin tener que aguantar la media hora de paliza sobre la visita papal, y pasar a preocuparnos de lo verdaderamente importante: la crisis, el paro, los mercados, Gadafi que por fin parece que va a caer, El Assad que también esta ya en el trampolín para ser derrocado o ese horror permanente que al papa y sus seguidores deja indiferente: el cuerno de África y las miles de personas que estos días han muerto de hambre, mientras aquí en Madrid, otros millones se gastaban alegremente el dinero de todos nosotros para mayor gloria de Benedicto XVI.

Imagino que se iran cansados tras tantos días de alabanzas, loas y cánticos religiosos con los que nos han martirizado, impidiéndonos descansar, movernos libremente o simplemente disentir de sus opiniones. No seré yo quien piense que no tienen derecho a ello, nada más lejos, pero como siempre se ha dicho su libertad termina donde empieza la mía y la de otros muchos que como yo entienden que lo suyo también tiene un límite.

Límite que por cierto desde las instituciones del estado, comunidad y ayuntamiento de Madrid no se ha impuesto, todo lo contrario que lo que se ha hecho con los que por estar en contra de esta visita, han intentado manifestar su disconformidad. A esos hijos de satán, se les han cortado casi todas las posibilidades de hacerlo, y digo casi todas, pues cuando se les permitió manifestarse, aquello terminó como el rosario de la aurora. Palos, carreras y detenciones a tutiplen, eso sí a los chicos de su malignidad, a esos ni tocarlos.

Ahora es momento de hacer caja y de ver que réditos deja esta visita papal. Tras contarnos hasta la saciedad que no nos va a costar nada, que todo lo han pagado los peregrinos y los patrocinadores, es momento de hacer cuentas. Y como hablamos de la iglesia, al final saldrán rosarios. Ya veremos pasados unos meses en que termina esta tercera visita, que de las otras por Valencia y Barcelona, no hace tanto que supimos de los desfases, pagados a costa del bolsillo de los contribuyentes o de donde procedía el dinero que pagó muchos de los actos en Valencia y lo que es peor a que bolsillo fueron a parar muchos de aquellos millones de euros.  Ya saben, puede que les suene la Gürtel, un tal Correa, su gran amigo El Bigotes, o ese prócer de la patria llamado Francisco Camps.

Un amigo me decía que Ratziger aún  tiene mucho poder de convocatoria. No me cabe la menor duda, ahí están las imágenes para confirmarlo. Pero tengo la convicción de que la gran mayoría de quienes vinieron a Madrid, lo hacían movidos por el viajecito, los días de vacacciones pagados y el super mega guay premio de ver al papa. Ahora que todo eso ya ha pasado habrá que preguntarse y ¿despues qué?. Porque mucha convocatoria multitudinaria, mucho rezo, mucha misa, pero luego cada uno vuelve a su casa y si ese apoyo no se transforma en un cambio radical que modifique esta anquilosada iglesia que cada vez esta más alejada de la realidad, es que las cosas no cambian.

Esta sociedad nuestra avanza muy deprisa, los cambios sociológicos son fuertes y quien no se adapte a ellos esta condenado a fracasar. La iglesia católica, cual dinosaurio, va despacio y casi siempre a contracorriente. Se ufana de ello.  Tal vez entre tanto cardenal, obispo y amigos de las altas esferas, debería haber alguién que le recordarsa a Benedicto XVI que su empresa, para sobrevivir debe adaptarse a las nuevas realidades. No vale solo con dar un espectáculo multitudinario, eso también lo saben hacer los satrápas o los grupos de rock, luego hay que fidelizar a sus seguidores y esperar en su caso que tras tanta movida haya algo que rascar.

Rascar, rascar, lo que se dice rascar en España, la iglesia rasca poco. Si os fijasteis la mayoría de los curas y monjas eras de allende nuestras fronteras, bueno que no eran españoles. Muchos venían de América latina y también de África, porque ahora Europa y esta laica y desnaturalizada España se han convertido en tierra de misión. Como que cada día decrece el número de practicantes y tienen que venir de fuera a convertirnos otra vez. Hay que ver como somos. Nos hemos convertido en unos libertinos y en unos descreidos que ya no creemos ni siquiera en Snoopy.


A partir de ahora voy a intentar digerir tanto buenismo y tanta hostia. Como no he acudido estos días a sus celebraciones y ando un poco cabreada me va a costar hacerlo. Por más que lo he intentado no me reconozco en esos vociferantes y delirantes peregrinos que durante estos días me he cruzado a diario cuando iba a trabajar. Tal vez sea porque me identifico más con las gentes que desde hace meses se reunen en plazas de todo el país intentando buscar una salida a esta crisis o con los que intentan parar los deshaucios que un día sin otro dejan en la calle a cientos de personas o con los que se interponen entre las fuerzas del orden y mis queridos chicos que se buscan la vida vendiendo en top manta.

Qué le vamos a hacer, soy mala y recalcitrante, pero como aún tengo la opción de decidir con quien me reconozco, prefiero hacerlo con éstos y no con los pijos seguidores de ese señor de largas y anacrónicas vestimentas blancas.







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